Las viñas viejas con mezcla de variedades en parcelas pequeñas cuidadas por viticultores son la tradición de los vinos gallegos, son lo que da al vino la impronta de la tierra y los diferencia de otras regiones vitícolas donde la tradición es esencialmente diferente.
La poda es diferente y mas amable para la vid, mas amable para el viticultor y, si la variedad lo permite es reflejo de la tradición.